Los motines fueron una realidad cotidiana y profunda en la vida
colonial de Centroamérica […] La realidad actual de Guatemala obliga a pensar
que tales hechos y procesos han tenido siempre una participación decisiva en la
vida guatemalteca.
Severo Martínez Peláez –Motines de Indios
Entonces de repente las redes
sociales se llenan de “jashtags” promoviendo un movimiento social que pretende
manifestar su opinión y hacer uso de su “libertad de expresión” al exigir la
renuncia de los gobernantes actuales. Es ahora que todos son activistas, la mayoría
cibernautas nada más, y creen que con participar en una marcha y escribir
muchos “jashtags” incitando una renuncia, ya son revolucionarios. Y claro, no
puedo dejar de mencionar aquellos conscientes de que tal renuncia no será
posible, pero se pavonean utilizando términos como “participación ciudadana” y
el mal ejercicio que de ésta hemos hecho…
El problema no radica en que si
asisto o no a la marcha; en que si mañana despierto con espíritu revolucionario
creyendo que caminar y pararme frente al Palacio solucionará el problema del
país; el problema tampoco es la renuncia de los gobernantes… Supongo que para
muchos ha de ser emocionante participar en tal marcha, o pretender ser parte de
dicho movimiento; otros quizá realmente creen que van a lograr un cambio; y
muchos otros sólo verán este motín
como la oportunidad perfecta de llenarse el bolsillo y cometer unas cuantas
atrocidades bajo el nombre de una marcha de “participación ciudadana.”
Imagino un lienzo, pintado
terriblemente, con la peor combinación de colores en tonos oscuros, y de
repente aparece en el lienzo una mancha azul, como si el pintor hubiera
olvidado cómo sostener el pincel y sólo hace una mancha, un pincelazo azul. El
pincelazo no arregló la pintura, si, está alborotándola, pero no la arregló; la
pintura sigue tan fea como al inicio. En realidad, la única forma de
arreglarla, es comprando otro lienzo, y volviéndola a hacer. No, una marcha no
provocará la renuncia, y si milagrosamente ésta llegara a suceder, no, esa
renuncia tampoco resolverá nuestros problemas.
No estos problemas estructurales
que hemos arrastrado durante siglos; no estos problemas que se encuentran al
acecho día a día en la vida de Guatemala; no estos problemas que nos llevan a
excluir a otros por el apellido que tienen, o por el color de su piel; no estos
problemas de deuda y dependencia que tenemos. ¿Qué pasaría si el presidente y
la vice-presidenta renuncian? ¿Alguien ya pensó en eso? ¿Quién tiene un plan?
¿Cuál es la agenda a seguir? ¿Quién tomaría el poder? ¿Cómo sabríamos que quien
lo tome no sería igual de corrupto?
De repente, la participación
ciudadana entra en su momento efervescente; de repente, todos opinan sobre
política; de repente, todos están en desacuerdo con sus gobernantes… y ¿los
cuatro años anteriores? ¿Qué hay de los últimos diez años en Guatemala? ¿Será
que el lunes, todos despertarán sintiéndose tan partícipes de su ciudadanía? Es
eso, es sólo una efervescencia, nada más.
Hablemos entonces de
participación ciudadana (aunque me enerva el término), no, no se aprende en una
marcha, mucho menos en un “jashtag”, tampoco se aprende leyendo un artículo que
me motive a marchar y sonreír, como uno que leí hace poco… Si se quiere generar
una democracia participativa y no sólo representativa, si se quieren alcanzar
acciones, iniciativas y propuestas de participación genuina, no empecemos por
medio de un motín, pues al final un motín no es una revolución.
Si lo que se pretende es que la
población tenga acceso a tales iniciativas, que tenga acceso a ejercer una
opinión firme, justa y válida, no se debe perder el tiempo en una marcha,
porque lo que en nuestro país no existe es una educación política. No existen
instituciones educativas públicas ni privadas que cuenten la historia como es,
ni siquiera tenemos un himno representativo de nuestra historia, pero es uno de
los más hermosos; no existe una cultura de inclusión, al contrario existe una
cultura de racismo, de exclusión y de discriminación; no existe un espacio
donde el individuo tenga acceso pleno y total a la verdadera educación social,
sino que se ve limitado a un plan de competencias y actividades dirigidas.
¿Cómo se espera que haya participación ciudadana, si no nos enseñan a
participar (y no me refiero a un motín más)? ¿Cómo se espera que la población
pueda realizar propuestas e iniciativas, si ha vivido en regímenes de terror
toda su vida? ¿Cómo se espera que el ciudadano piense social y políticamente,
si no se le ha enseñado a pensar?
No asistiré a una marcha
efervescente que al día siguiente terminará olvidada; no asistiré a una marcha,
utilizando el “jashtag” de renuncia, si las palabras se las va a llevar el
viento… A lo largo de la historia colonial, los indios se sublevaron, más no lograron la libertad que soñaban,
consiguieron más torturas, ni por más motines que hicieron, consiguieron
ponerse de acuerdo colectivamente.
…¿qué perseguían entonces los indios al manifestarse violentamente, en
todas partes y en todo tiempo, contra sus opresores?; ¿obtuvieron algunas
ventajas por medio de sus acciones…?
Severo Martínez Peláez -Motines de Indios
Entonces te pregunto, a vos, vos que vas a ir a marchar mañana, ¿qué perseguís? ¿Qué vas a obtener? ¿Estás seguro/segura que no es sólo otro motín más?
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