El Día que Dios Perdió su Encanto

¿Cómo sabemos en qué creemos? Más allá de lo que nos inculcan en nuestro hogar, ¿cómo sabemos en qué creemos? ¿Cuáles son las razones o sentimientos que nos llevan a creer lo que creemos? ¿Es algo en el corazón? ¿Es algo en la mente?

Recuerdo con claridad el mensaje de esa amiga, invitándome a ver un video; un video que ya había visto, no sabía qué responderle pues nuestras emociones no eran para nada compartidas, aunque quizá ella nunca se enteró de esto. Recuero que en el video salía un gringo en un auditórium vacío, compartiendo un mensaje de “tú a tú” para las mujeres, donde las validaba y les recordaba cuán especiales son para Dios, sin importar lo que otras/otros, el sistema o ellas mismas pensaran sobre ellas. El video pretendía resaltar cuánto Dios valora a las mujeres. Recuerdo también haber sentido cierto desagrado y tedio al ver aquel video. El mensaje de que “Dios valora a las mujeres” no parecía tener sentido en mi realidad machista, donde la mujer es objetivizada para el placer sexual de alguien más; donde constantemente las unas se “atacan” a las otras por meras inseguridades… y claro, este episodio de mi vida se presta muchísimo para tener una profunda discusión sobre el carácter misógino que se cree tiene la Biblia, y una perspectiva basada en la vida de Jesús quien, al contrario del Antiguo Testamento, valida a las mujeres. Pero no me interesa esa conversación por ahora, ese día, mientras meditaba qué responderle a mi amiga, me sentí decepcionada, pues ese fue el día en que descubrí que Dios había perdido su encanto.

No fue por ver ese video que cuestioné mi fe en Dios, ya venía ocurriendo desde hace algunos meses. Porque después de todo ¿quién es Dios? ¿Por qué habría de creer en él? ¿Por qué no habría de hacerlo? ¿Es simplemente fe, o es realidad? ¿Es Dios real? ¿Qué pasaría si todo lo que he creído en toda mi vida termina siendo falso? ¿Qué pasaría si lo que he creído como verdad, termina siendo mentira? ¿Qué pasaría si aquello que he creído real, termina siendo irreal? ¿Qué pasaría si, después de todo, Dios no existe, si Dios no es real? Es decir, nos aferramos a una verdad, a una idea, a un Dios que no vemos físicamente, decimos sentirlo y algunas veces decimos pensarlo, pero ¿dónde está?

Si al final de mi camino descubro que no es real, entonces todo ha sido en vano, y mi vida un gran desperdicio. Creo que por esto encuentro gran aliento en Tomás, el discípulo de Jesús que muchas veces es juzgado (y quizá es mejor conocido como) de incrédulo, pues fue a quien Jesús le dijo que eran bienaventurados los que creían sin ver. Tomás fue un gran escéptico, se entera que Jesús está vivo después de tres días de haber sido crucificado, y su respuesta plana fue que hasta no ver y tocar las heridas en las manos y en el costado de Jesús, no va a creer. Según leí en pasajes anteriores, Tomás estaba dispuesto a ir a la muerte con Jesús (Juan 11:16), al parecer su convicción era firme. ¿Por qué dudó? ¿Por qué exige tal experiencia?

Creo que Tomás está en todo su derecho de cuestionarse, después de todo, se animó. Desde hacía tres años había abandonado su vida misma por caminar con este Jesús, quien le había hablado de una alternativa, de una mejor vida, incluso de un reino. Este Jesús murió y ahora decían que había resucitado, ¿iba a creer otra vez? Si esto no resultaba verdad, si Jesús no había resucitado como tal, si era una farsa, y si él no lo comprobaba, entonces sí, su vida también hubiera sido un desperdicio.
Una vez, un amigo me contó cuánto le impresionaba la vida de Tomás, puesto que “aunque dudó”, tuvo una experiencia increíble con Jesús, que ningún otro discípulo tuvo. Leí en un libro que Tomás no era incrédulo, Tomás era un buscador, un buscador de verdad. Necesitaba saber que aquello en lo que había decidido invertir su vida, valía la pena, que en realidad si era el Camino, la Verdad y la Vida misma.

A veces quisiera ser de esas personas que no complican su fe, que escogen creer y ya; pero yo no puedo. Llevo dos años buscando, escogí no ir a una iglesia, y alejarme de movimientos religiosos, porque ahí no lo encontré. No sé si algún día me va a alcanzar la fe de nuevo, no sé si mi fe va a ser suficiente, quizá como Tomás, estoy esperando que Jesús mismo venga y me diga: “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”

I got my finger in the trigger
But I don’t know who to trust

I got God on my side
And I’m just trying to survive
What if what you do to survive?
Fear’s a powerful thing, baby
It can turn your heart black, you can trust
It’ll take your God filled soul
And fill it with demons and dust.


(Demons & Dust –Bruce Sprinsteen)

Comentarios

  1. Hola!hoy "encontré"tu blog, "casualmente". Lo encontré y Dios habló a través tuyo !!compartimos los mismos cuestionamientos y las mismas dudas...y que lindo no sentirse tan sola en este mundo cristiano!Y que lindo que se puede pensar, aun siendo cristiano y por el hecho de serlo! Dios me bendice con lo que escribís!Yo que venia media bajón en mi fé...y Dios que te pone en el camino para decirme: mirá! Acá estoy!...GRACIAS!!!Y OJALA en este tiempo , El haya salido de nuevo a tu encuentro, así como lo hizo hoy conmigo, a través tuyo!! No dejes de escribir y tome aliento tu corazón! ABRAZOTE desde URUGUAY!!

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