(Convirtiéndome en maestra)
Recuerdo cuando era niña, pasaba
mis tardes jugando dos cosas: ser maestra, y ser exploradora. Disfrutaba pasar
mis tardes de sábados jugando con mi primo a estar en la selva y reportar en bitácoras
la información obtenida. También recuerdo que inventábamos idiomas y juegos,
siempre con la clara idea de descubrir ese mundo inexplorado de nuestra
imaginación. Pero lo más cerca que llegué a ser exploradora es haber estudiado
sociología; quizá la comodidad de una vida citadina me impidió convertirme en
la exploradora que siempre quise ser.
El año pasado, mientras
enfrentaba una de las mayores crisis académico-intelectual, descubrí qué
significa ser maestra. Tenía miedo, me asustaba la idea de pasar todo un día
encerrada en un salón con 25-30 niños y niñas, sentía que me iba a aburrir o a
desesperar. Recuerdo ese primer día de clases, estaba muy nerviosa, los rostros
de mis chiquillos y chiquillas llenos de emoción por volver a ver a sus amigos
y amigas, por regresar al colegio, ninguno imaginó los nervios de la maestra
frente a esas mentes abiertas.
A good teacher can inspire hope, ignite the imagination, and instill a love of learning. Brad Henry |
Aunque siempre quise ser maestra
y estudié para eso, nunca me vi a mí misma siendo una, estaba muy ocupada
pensando cómo ayudar al mundo. Pero me di cuenta que era una tarea
extremadamente grande, ser maestra se veía sencillo y con buen horario, así que
lo intenté, sin estar del todo segura qué esperar. Inicié sin compromiso en el
corazón y con frustración intelectual, sentía que me había vendido al sistema,
trabajando en instituciones que iban un tanto en contra de mis principios.
Era extraño estar en ese
ambiente, no estaba acostumbrada a interactuar con personas (menos personitas)
a tan tempranas horas, pero poco a poco esos ojitos, algunos dormilones, otros
bien despabilados, se convirtieron en el mejor “good morning” de cada día. Y aquello que inició como una carga
pesada, con el tiempo se ha ido convirtiendo en lo que más disfruto hacer.
Aunque ha sido difícil y la
decisión ha demandado más de algún conflicto existencial, puedo decir que
convertirme en maestra se ha vuelto mi forma de ayudar al mundo; y a la vez ese
mundo de mentes brillantes y corazones llenos, se convierten en mis maestros y
maestras de vida.
:)
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